Thursday, December 29, 2005


La exhibición de estos frescos en el Museo Diocesano de Barcelona, nos permite la admiración pública del trabajo realizado por el artista en 1122, hace ya casi nueve siglos.

Haciendo una primera lectura de la pintura mural, en la media cúpula o la bóveda celestial se puede apreciar la figura de la Virgen con su hijo sentado en sus rodillas. No se observa la típica mandorla, que la suele envolver, con los colores del arcoiris como sucede en Santa María de Taüll (Lleida) o en el frontal del altar de la iglesia parroquial de Espinelves (Barcelona) u otras iglesias.

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